Tienes fibra y, aun así, notas que todo va a trompicones: páginas que abren despacio, videollamadas que se congelan, descargas eternas… Si te suena, probablemente no sea la fibra en sí, sino el entorno de tu WiFi o el estado del router.
A continuación, desgranamos las señales del wifi lento, las causas más frecuentes y, lo importante, cómo solucionarlo sin complicarte.
Señales de que tu conexión WiFi va lenta
Antes de entrar en materia, conviene identificar los síntomas. Una red WiFi con problemas suele mostrar una o varias de estas señales: navegación que se queda pensando, reproducción de vídeo con pausas frecuentes, ping inestable al jugar online, descargas que no pasan de cierta velocidad pese a tener buena cobertura y dispositivos que “se caen” de la red o tardan en reconectar al moverte por la casa.
Si realizas un test de velocidad y ves resultados muy distintos entre estancias, o grandes diferencias entre 2,4 GHz y 5 GHz, es una pista clara de que hay margen de mejora en la red inalámbrica.
Causas habituales de un internet lento con fibra
Hay varios factores que, combinados, explican por qué tu experiencia no coincide con lo que permite la fibra. El más habitual es la distancia y los obstáculos: paredes gruesas, forjados y muebles reducen la señal, especialmente en 5 GHz. También influyen las interferencias de redes vecinas en los mismos canales, de microondas, teléfonos inalámbricos o incluso dispositivos Bluetooth.
Otra causa frecuente es la saturación de la red doméstica: muchos equipos conectados a la vez (móviles, tablets, consolas, televisores, enchufes y sensores) compiten por el mismo “aire”, y los más lentos (IoT antiguos en 2,4 GHz) consumen mucho tiempo de transmisión y frenan a los demás. Si alguien sube fotos o vídeos a la nube, o hace una copia de seguridad, puedes notar latencia alta por bufferbloat, que arruina videollamadas y juegos.
No hay que olvidar el hardware: un router antiguo (con WiFi 4/802.11n) o con firmware sin actualizar, repetidores mal colocados, PLC viejos o una configuración poco afinada (canales saturados, anchos de canal excesivos en 2,4 GHz, redes de invitados con aislamiento mal gestionado) también restan rendimiento. Y, por supuesto, comparar WiFi con cable no es justo: la velocidad contratada se verifica de forma fiable por cable ethernet; por WiFi influyen muchas variables.
Soluciones para mejorar la velocidad de tu WiFi
La buena noticia es que hay acciones claras que suelen dar resultado. Empieza por lo sencillo y ve subiendo el nivel si hace falta.
- Mide con método: realiza un test por cable ethernet desde un ordenador con tarjeta gigabit, sin VPN ni descargas, conectado directamente al router. Esto te dirá si la fibra rinde bien y si el cuello de botella está en el WiFi.
- Reubica el router: colócalo en una zona lo más centrada y elevada posible, evitando muebles cerrados y esquinas. Pequeños cambios de posición pueden mejorar bastante la cobertura.
- Ajusta bandas y canales: usa 5 GHz para máxima velocidad cerca del router y 2,4 GHz para mayor alcance. En 2,4 GHz, un ancho de canal de 20 MHz reduce interferencias; en 5 GHz, 80 MHz suele ir bien si tu entorno no está saturado. Cambiar de canal puede aliviar la congestión.
- Separa o unifica SSID con criterio: si tu router tiene “band steering” y funciona bien, un SSID único simplifica la conexión. Si los dispositivos se “empeñan” en 2,4 GHz, separar nombres (2,4 y 5 GHz) te permitirá forzar la banda rápida donde interese.
- Actualiza firmware y drivers: mantener el router y los dispositivos al día soluciona bugs y mejora estabilidad.
- Cuida el ecosistema: evita repetidores antiguos (especialmente 802.11n) que recortan mucho el caudal. Valora un sistema mesh WiFi 6 y, si puedes, con backhaul cableado entre nodos para no gastar aire.
- Gestiona el tráfico: activa QoS si tu router lo permite para priorizar videollamadas o juegos, y limita subidas pesadas en horario crítico; así reduces el bufferbloat.
- Ordena la red por cable: conecta por ethernet los equipos fijos (smart TV, consola, PC). Descubrirás cuándo te compensa cada opción en nuestra guía sobre WiFi o cable de red, ¿cuándo usar cada uno?.
Si tras estos pasos la mejora es leve, quizá ha llegado el momento de renovar el router por un modelo con WiFi 6/6E, mejor procesador y mejor gestión de múltiples dispositivos (MU-MIMO, OFDMA).
Cómo comprobar si el problema es del router
Para descartar o confirmar al router como causante, vuelve a la base: prueba por cable directo al router y, si tu instalación tiene ONT separada, evita pasar por switches o PLC en esa prueba. Si por cable obtienes velocidades acordes a tu tarifa de fibra y una latencia estable, el router probablemente cumple en la parte “WAN” y el problema está en la capa WiFi o en la distribución de la señal por casa.
Observa, además, el comportamiento del equipo: calentamiento excesivo, reinicios aleatorios, luces de estado que parpadean en bucle o cuelgues al conectar muchos dispositivos son señales de hardware limitado o de firmware inestable.
Un restablecimiento a valores de fábrica (tras copia de la configuración) y la actualización de firmware pueden devolver la estabilidad. Si usas repetidores o PLC, conecta un dispositivo al WiFi del router principal desactivando temporalmente los extensores; si mejora, el problema estaba en la extensión.
Por último, ensaya con otro punto de acceso si tienes uno a mano (aunque sea temporalmente). Si el rendimiento inalámbrico mejora de forma clara con el otro equipo, el router original se queda corto para tu escenario.
Cuándo contactar con tu operador
Hay situaciones en las que conviene abrir una incidencia. Si por cable y con un equipo compatible no alcanzas de forma sostenida velocidades acordes a tu tarifa, si la latencia es anormal y no mejora aunque desconectes todos los dispositivos, o si detectas cortes frecuentes, contacta con tu operador.
Ten a mano información útil: horario en que se reproducen los problemas, resultados de pruebas por cable y por WiFi, modelo y versión de tu router, y una breve descripción de tu topología (si usas PLC, repetidores o mesh).
Si este es tu caso y tienes un wifi lento con fibra, lo más seguro es que se deba a factores del hogar: ubicación del router, interferencias, saturación de dispositivos, extensores ineficientes o equipos antiguos.
Verifica primero con un cable ethernet para aislar el problema, optimiza la red inalámbrica con pequeños ajustes y valora cablear lo crítico. Si por cable tampoco va bien, documenta tus pruebas y habla con tu operador para que revise la línea y el equipo. Siguiendo estos pasos, tu conexión recuperará la velocidad y la estabilidad que contrataste.